En 1902, Andrew Carnegie, uno de los hombres más ricos de la época moderna, donó 5,2 millones de dólares estadounidenses a la ciudad de Nueva York para la construcción de 39 bibliotecas públicas. Las bibliotecas de Carnegie se calentaban con carbón y mantenerlas era un trabajo que ocupaba las 24 horas de los 7 días de la semana.
Es por eso que cada una de aquellas bibliotecas incluía un gran apartamento en el que un conserje y su familia podían vivir mientras también se les pagaba por su trabajo. Y aunque el carbón es cosa del pasado, algunos de estos apartamentos secretos fueron ocupados hasta hace bastante poco.
Por ejemplo, Hunts Point Library, en el Bronx, incluye un apartamento que estuvo ocupado hasta el año 2001. Hoy en día, es uno de los 13 apartamentos Carnegie que aún no se han renovado. Construida en el estilo arquitectónico de la Florencia del siglo XIV, Hunts Point Library fue una de las últimas bibliotecas de Carnegie en completarse, abriéndose en 1929.
Ubicado en el segundo y tercer piso del edificio, el enorme departamento de 8 habitaciones fue ocupado por el conserje de la biblioteca y su familia hasta el año 2001. Uno de los beneficios del trabajo era que los residentes podían leer libros hasta altas horas de la noche y luego tener fiestas en la propia biblioteca cuando estaba cerrada.
Este peculiar programa finalizó hacia finales del siglo pasado, ya que no era necesario tener una presencia las 24 horas, los 7 días de la semana, en una biblioteca después de que se retiraran los hornos de carbón. Durante los últimos años, los apartamentos de las bibliotecas abandonadas se están convirtiendo en un espacio utilizable para nuevas bibliotecas.