Todo comenzó la noche del 13 de enero de 2012. El crucero italiano Costa Concordia, que transportaba 4.252 personas en su primer tramo de un crucero por el Mediterráneo, golpeó unas rocas submarina mientras navegaba demasiado cerca de la isla de Giglio, frente a la costa de Italia. El barco quedó escorado y comenzó un gran esfuerzo de evacuación con la asistencia de los lugareños y la Fuerza Aérea italiana. Si bien la mayoría de las personas llegaron a la costa de manera segura, 32 pasajeros y tripulantes perdieron la vida durante el desastre.
En los meses siguientes, una de las operaciones de rescate más grandes y costosas (su coste total alcanzó los 600 millones de euros) comenzó con el objetivo de reflotar y eliminar el crucero medio hundido. Utilizando enormes «flotadores» unidos a los costados del barco, así como una plataforma submarina de acero, el Costa Concordia tomó una posición vertical en septiembre de 2013 y finalmente fue reflotado en julio de 2014. El barco finalmente fue remolcado al puerto de Génova, donde fue amarrado contra un muelle que había sido especialmente preparado para recibir el buque para su desmantelamiento. La operación de desmantelación se proyectó para varios años.
Desde 2014, solo un puñado de fotos del interior de Consta Concordia han sido publicadas, principalmente por los carabineros italianos. Sin embargo, el fotógrafo alemán Jonathan Danko Kielkowski nadó 200 metros hasta el barco y accedió a él para una impresionante sesión de fotos. En sus fotos, que ilustran este post, vemos que gran parte de los muebles y equipos del barco permanecen todavía a bordo. Entre ellos, equipaje, sillas de ruedas, cochecitos y otras pertenencias personales de pasajeros que abandonaron el barco aquella noche de enero.