El rey Amanulá Khan de Afganistán fue conocido como un reformador y modernizador del país en Oriente Medio. Durante los últimos años de su reinado, imaginó una nueva ciudad capital, Darul Aman, que se construiría a unos 16 kilómetros a las afueras de Kabul y conectaría con ella por ferrocarril.
El palacio de Darul Aman, un imponente edificio neoclásico que se usaría como futuro parlamento, fue uno de los primeros edificios en construirse. Se levantó sobre una colina con vistas a un polvoriento y plano valle en el oeste de Kabul. Sin embargo, el palacio quedó sin uso durante muchos años después de que los conservadores religiosos obligaron a Amanulá a abandonar el poder, deteniendo así sus reformas.
El palacio fue destruido por el fuego en 1969, pero fue restaurado posteriormente y se convirtió en el Ministerio de Defensa de Afganistán, hasta que fue incendiado nuevamente durante el golpe comunista de 1978. Lo peor ocurrió a principios de la década de 1990, cuando las facciones muyahidines lucharon por el control de Kabul tras el fin de la invasión soviética. Los fuertes bombardeos de los muyahidines dejaron el palacio de Darul Aman en ruinas.
Después de la invasión de Afganistán liderada por Estados Unidos en el año 2003, hubo planes para la restauración del Palacio Darul Aman con el fin de albergar el parlamento del país, sin embargo, nunca se realizó ningún trabajo. En 2015, el gobierno construyó un nuevo edificio parlamentario frente al abandonado palacio de Darul Aman.