La ciudad de Skrunda-1, en la actual Letonia, fue de gran importancia estratégica para la Unión Soviética. Aquí es donde se construyeron dos instalaciones de radar Dnepr en la década de 1960. Los dos radares gigantes, con una longitud de 244 metros (801 pies) y una altura de 20 metros (66 pies) cada uno, fueron dos de los radares soviéticos de alerta temprana más importantes para escuchar objetos en el espacio y rastrear misiles balísticos intercontinentales.
La ciudad de Skrunda-1, aunque también se conoció como Skrunda-2, estaba compuesta por 60 edificios, incluidos bloques de apartamentos, una escuela, cuarteles y un club de oficiales. Tras el colapso de la Unión Soviética, con un acuerdo firmado en 1994, Letonia permitió a la Federación Rusa continuar utilizando la estación de radar durante 4 años más, después de lo cual se vieron obligada a desmantelar las instalaciones en un plazo de 18 meses. Antes de abandonar Skrunda-1 en 1998, las tropas rusas desmantelaron el sitio y todo el material de valor se llevó a Rusia. Desde entonces, Skrunda-1 es una ciudad fantasma.
En 2008, el gobierno letón decidió vender los terrenos de Skrunda-1 y, en 2010, toda la antigua ciudad de 40 hectáreas (99 acres) se puso a la venta como un único lote en una subasta en Riga. La oferta ganadora fue realizada por una empresa rusa por 3,1 millones de dólares (2,2 millones de euros). Sin embargo, tanto el ganador como el finalista se retiraron de la subasta, por lo que Skrunda-1 siguió siendo un pueblo abandonado. En 2015, el sitio fue comprado por el municipio de Skrunda por tan solo 12000€ ($13,450). La mitad del área se entregó a las Fuerzas Armadas Nacionales de Letonia como campo de entrenamiento, mientras que el resto será, en un principio, alquilado por el gobierno local a posibles inversores para su desarrollo.
A partir de febrero de 2016, debido al mayor interés en el sitio, el municipio comenzó a cobrar una tarifa de entrada de 4 euros a la ciudad abandonada de Skrunda-1.