Dinosaurios sin cabeza, montañas rusas oxidadas y una noria congelada en el tiempo. Este lugar es Spreepark, un parque de atracciones abandonado en Berlín, Alemania, que estuvo en funcionamiento entre 1969 y 2001.
Kutlurpark Plänterwald, como se llamó originalmente, fue construido en el norte de la zona de Plänterwald de Berlín Este, junto al río Spree. Era el único parque temático de su tipo en todo Berlín y en Alemania Oriental. Durante la era del comunismo prosperó atrayendo hasta un millón y medio de visitantes por año.
Peores tiempos llegaron después de la caída del Muro de Berlín cuando el parque fue vendido al financiero austriaco Norbert Witte, quien lo rebautizó como «Spreepark». Hasta 1999 se habían acumulado grandes deudas mientras que el número de visitantes disminuía constantemente. En 2002, Witte decidió cerrar el parque y mudarse junto con su familia y colegas más cercanos a Lima, Perú, y operar un nuevo parque de diversiones allí.
En 2004, sin embargo, Witte fue sentenciado a siete años de cárcel por intentar contrabandear 180 kg de cocaína desde Perú a Alemania en los mástiles de la atracción Fliegender Teppich («alfombra voladora»). En octubre de 2006, un tribunal peruano condenó al hijo de Witte a 20 años por tráfico de drogas, al haber firmado el traslado de la atracción que contenía las sustancias ilegales.
Spreepark permaneció cerrado desde 2002, ya que había acumulado más de 11 millones de euros (14,7 millones de dólares estadounidenses) en deuda. A partir de entonces, las instalaciones abandonadas están atrayendo turistas y exploradores urbanos. En 2011, las escenas de la película Hanna se filmaron en el parque.